En este mundillo (aunque ya involucra a tanta gente que es un tanto irónico ponerlo en diminutivo) es curioso, o quizás no lo sea tanto como intentaré explicar más adelante, que el aspecto más importante de la cadena de audio es el más menospreciado.
No es raro en casi todos los lugares donde se traten estos temas que ante la pregunta de cuál es el equipamiento más importante se den incluso porcentajes tipo: 70% auriculares, 25% amplificador y 5% DAC. Estas cifras por supuesto variarán en función del que las describa, sus motivaciones y experiencia. Alguno incluso se atreverá a decir que la calidad de la grabación, cómo está realizada y con qué maestría es también indispensable y ocupa un porcentaje bastante alto.
Al hablar de la cadena de audio se supone que es eso, la cadena de transmisión que hace que lo que nos llegue sea de la mayor calidad posible para, en teoría, conseguir el máximo disfrute.

En una actitud muy favorable al consumismo actual que la mayor parte de esa cadena queda fuera de nosotros. Auriculares, amplificador, DAC y archivos digitales son cosas que podemos comprar, y vaya casualidad que se hable casi exclusivamente de ellos.
Pero yo quiero ir un paso más allá. Si asumo que la experiencia musical es una integración de los sonidos que reciben nuestros oídos junto con las emociones generadas (las vibraciones acústicas no tienen emoción, eso es algo que aportamos nosotros) me parece una lástima que no se hable de otros dos elementos indispensables que son nuestro sistema auditivo y propia psicología.
Esa externalización de responsabilidades, como si el disfrute y la experiencia dependieran únicamente de cosas que podemos adquirir, viene muy bien al sistema de consumo actual porque al no entrar jamás en cuestiones como nuestro propio estado interno tampoco el consumidor se preguntará si determinado marketing podrá ser incluso perjudicial.

Y es que aquí no hay nadie inocente que nos ofrece algo gratis para mejorar nuestra calidad de vida. Las empresas que se dedican a un mundo que ya está bastante saturado, y el audio es uno de ellos, tienen que buscar estrategias para conseguir ventas. Está en juego su propia supervivencia y, por qué no decirlo, los sueldos y primas de sus directivos que suelen ser bastante más jugosos que los de la mayoría de empleados a su cargo.
No tengo pruebas de esto que voy a decir, pero me asalta la sospecha de que a dichas empresas conviene generar en los posibles compradores, o incluso en sus propios clientes, una sensación de inestabilidad e insatisfacción. No puede ser tan alta como para que sea destructiva pero sí lo suficiente como para incitar a seguir comprando. Para ello no dudo que habrá psicólogos que estudien como hacer que la gente se enganche a comprar sin pausa pero de forma lo suficientemente sutil como para que no reciban ningún tipo de denuncia.
Se me ocurren ejemplos variados de esta actitud pero repito que son solo impresiones, no tengo prueba ninguna de que sea así.

Uno de los más llamativos es la cantidad de revisiones sobre un mismo modelo que salen con un margen escaso de tiempo respecto al producto original. Tenemos el Hifiman HE1000 pero al poco sacan un HE1000v2 y luego un HE1000 Stealth, un Audeze LCD-2 pero al poco uno con sistema «fazor», un Stax L700 y después un L700 mk2…
Solo hay que ver que la mayoría de reseñas son acríticas con esta actitud: para una mayoría lo más novedoso suele ser mejor. Esto ya resulta sospechoso, ¿tanto avanza el mundo del audio que en apenas un par de años ya tenemos un driver «mejorado»? ¿De verdad aporta una experiencia tan diferente respecto al anterior?
¿Y qué decir de cómo han aumentado los precios de los topes de gama? Antes unos HD800S, costando 1800€, eran una referencia y ya no había nada más. Pero rápidamente las empresas se habrán dado cuenta de que si estiran el chicle lo máximo posible, pienso por ejemplo en Hifiman con sus Susvara pero ya hay muchas que lo ejemplifican, también ofrecen al usuario una perspectiva e inquetudes diferentes.
Cuando antes todo quedaba restringido entre 450 y 1800€ el salto cualitativo esperado era diferente, cuando te comprabas el tope de gama ya no había nada más excepto disfrutar. Ahora mismo con muchísimos auriculares sobrepasando ese máximo para el consumidor siempre quedará la duda de cómo sonará algo más caro.
Al final creo que es una forma de generar insatisfacción. Cuando uno se pilla unos Arya Stealth ahora te queda la duda de si unos HE1000 Stealth merecerán la pena; pero igual sucede si te has pillado los segundos y piensas en los HE1000SE o los Susvara. Hablo de Hifiman pero podría extenderlo a Audeze, Stax…

En mi interior siento que eso lo hacen a posta, pero en el mundo de los amplificadores y DACs ya es todavía más extremo. No solo hay mucha más variedad sino que además las diferencias de precio son todavía más radicales.
Me gustaría pensar que realmente hay un salto cualitativo que justifique esos precios, un salto tecnológico que de alguna manera dé una experiencia lo suficientemente distinta, pero lo dudo mucho. No he podido probar muchísimas cosas, aquí hablo desde la ignorancia, pero lo poquito que he visto me hace pensar con mucho escepticismo respecto a esos topes de gama.
Por otro lado observo con alarma cosas que me sugieren que mucha gente está enganchada al mundo del audio. Sé que quien está en ese bucle igual no quiere escucharlo, pero leo cosas en foros, veo otras en vídeos, que me recuerdan mucho al perfil de una persona adicta que busca llenar un vacío interno con aparataje.
Al trasladar a objetos externos el disfrute las empresas han conseguido, gracias también a los miles de reviewers que pululamos internet, mucha publicidad gratuita y generar grandes cantidades de insatisfacción. Cuando no hablamos de que gran parte del disfrute musical proviene de nuestro interior, de nuestra actitud y estado psicológico, estamos diciendo a la persona que no consigue disfrutar que la solución es tan sencilla como gastar más dinero.
Por un poquito más puedes calmar esa hambre interna, esa sensación de inquietud; solo tienes que pagar 1000€ más por otros auriculares. Luego cuando escribas en un foro que ya te has cansado de ellos, que tampoco son para tanto, no faltarán consejos bienintencionados de como tu amplificador deja mucho que desear o quizás un DAC R2R que de una cualidad más «musical» (a costa de un precio considerable) es la solución.
Pero creo que ya va siendo hora de que cada uno analicemos lo más importante de la cadena de audio y somos nosotros. ¿Estamos satisfechos escuchando música? ¿usamos nuestro equipo para oír música o la música para analizar nuestros equipos? Y si no estamos contentos, ¿de veras es responsabilidad únicamente de la electrónica? ¿No es posible que tengamos algún problema interno que nos lleva a no disfrutar?

Es curioso también lo poco que se habla de música en los sitios de reviews. Debería ser el objetivo principal de nuestros dispositivos y sin embargo su posición (yo también tengo culpa de ello) es de mera herramienta para analizarlos. Entiendo que esto debe ser así en gran parte, la música sirve para evaluar los auriculares y eso es insoslayable. De lo que hablo es de lo poquísimo que se habla del disfrute en sí mismo.
Un elemento que tiene que estar en buen estado para disfrutar de la música es nuestro espíritu, nuestra psicología. Si estamos agitados, si tenemos una adicción consumista, si no hemos descansado, si estamos aburridos o agotados, o quizás aburridos de la misma música que hemos escuchado mil veces… ¿tan descabellado es pensar que incluso equipos de miles de euros no nos vayan a mover lo más mínimo?
El dicho de «no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita», aplicándolo en su justa medida, es el antídoto que puede hacer que incluso una cadena de audio que no despierte la admiración de un audiófilo nos haga disfrutar muchísimo. Pero para ello hemos de estudiar un poco nuestro estado interno.

Diría que hay algunos signos de «alarma» que pueden servir para guiarnos si estamos teniendo o no un problema:
- ¿Crees que necesitas ese dispositivo más caro para «quedarte tranquilo»? Y no obstante por tu experiencia sabes que ya has pasado por ello y únicamente ha servido para pasar a otra cosa.
- ¿Estás analizando tus auriculares continuamente? No tienen suficiente dinámica, graves, agudos, escenario… esas voces suenan demasiado estridentes/apagadas/poco naturales… y eso te lleva a mirar en internet comparativas para ver qué pasa con tu equipo.
- ¿Pasas mucho tiempo viendo el «catálogo»? Actualmente son vídeos de Youtube, comparativas, páginas web, foros…
- ¿Tienes más auriculares que tiempo libre para poder disfrutarlos? ¿Te causa cierta angustia ver como eso tan caro queda en una estantería?
- ¿Escuchas música pensando en cómo sonará en otro dispositivo y eso te corta el rollo?
- ¿Has dejado de disfrutar de la música? ¿Sientes que tienes ganas de venderlo todo y probar otra cosa para ver si así se arregla (actitud compulsiva)?
- ¿Tienes experiencia previa de como comprar cosas diferentes solo ha servido para calmar momentáneamente tu inquietud interna y aun así persistes en nuevas compras?
Yo diría que si nuestra actitud con la música ha cambiado hasta volverse en una servidora de las empresas, en una forma de gastar dinero sin obtener realmente un estado emocional apropiado, entonces deberíamos revisar qué pasa con nosotros.

Hay posibles soluciones a esto. No soy psicólogo pero diría que aquí hay que aplicar mucho el sentido común y ser sumamente escépticos:
- Asumir que todos quieren nuestro dinero. Ya no es solo en forma de compra sino también nuestro tiempo viendo vídeos o leyendo reseñas: eso es también considerado económicamente pues se traduce en publicidad, comisiones y demás. No lo olvidemos: por lo general nadie da nada gratis.
- Ninguna empresa quiere que estés a gusto: mientras más infeliz seas más opciones hay de que acabes comprando más cosas para aplacar esa sensación.
- Intentar recalibrar nuestro sistema de necesidades.
- Evaluar el gasto no solo en función de la posible experiencia positiva sino también de aquello que dejaremos de hacer si gastamos ese dinero. Unos auriculares de gama alta podrían ser equivalentes a unas buenas vacaciones, varias comidas excelentes, visitas a sitios bonitos o incluso muchos conciertos en directo.
- Llevar una buena contabilidad para ser conscientes de lo que supone esta «afición».
- Si tenemos un perfil de gastos compulsivos, pérdida de placer… considerar seriamente ir a un profesional cualificado para comentarle el problema. En serio, es mejor «perder» 60 euros en la consulta de una psicóloga que persistir en una actitud que quizás ya sabemos no conduce a nada positivo.
- ¿Eres de los que tiene que decirles a los demás lo maravilloso y caro que es tu equipo? ¿El precio es lo que realmente has considerado y la imagen social que transmite?
- Considera que estés aburrido de la misma música de siempre y necesites salir de ahí: busca nuevos grupos, nuevos estilos, dales una oportunidad a ver qué pasa.
- Si ya tienes cierta edad no pretendas que todo te sorprenda como si tuvieras 18 años. Asume tu edad con alegría y no con frustración, acepta que con los años también cambian tu persona y tus gustos, lo que te sorprende y lo que no.
- Sal a hacer ejercicio, relaciónate con gente, ve a conciertos… disfruta del mundo que hay fuera de lo que son meramente objetos.
Creo que es hora de que en muchos más sitios se empiece a hablar de que el elemento más sustancial, básico e importante de la cadena de audio somos nosotros. Si queremos disfrutar de la música con más plenitud tenemos que cultivar un estado interno apropiado y esa debería ser una de nuestras prioridades.
La verdad que soy muy reacio a dejar mis opiniones en cualquier tipo de foro o página que visito, me siento cómodo así, pero sin embargo esta vez me ha sido tan movilizante las reflexiones que compartes que no me queda otra que escribir para agradecerte. Esto que planteas la verdad que se aplica a todos los aspectos de la vida en los cuales buscamos mejorar a través del consumismo, no nos damos cuenta y entramos en esa vorágine que solo nos da una satisfacción temporal dentro de una mar de inconformismo que nos inunda constantemente. Siempre ando buscando ese sonido que se asemeje a como sonaba la música en mis oídos adolescentes, que me genere ese mismo entusiasmo, y nunca lo logro, siempre falta algo, y me cuesta mucho concentrarme en lo escucho, estoy más pendiente de lo que no suena como me gustaría, y me he puesto a pensar hace tiempo que al fin de cuentas la música de mi primeros años procedía de equipos muy baratos y auriculares más baratos aún, sin embargo mis seis auriculares y mis tres amplificadores/DAC no logran repetirlo. Como dices, gran parte del disfrute a veces viene por otro lado, muchas veces está nosotros. Gracias.
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Hola Sebastián,
Muchísimas gracias por tu comentario. Realmente esa sensación de que a mayor edad la música parece que nos llega menos debe ser algo relativamente común: a mí me pasa y por lo que leo a muchísima gente también. El problema es cuando nos enfrascamos en resolverlo mediante las herramientas equivocadas.
Pero como siempre, el primer paso para intentar resolver un problema es reconocerlo e identificarlo. Ya sabemos que no dependerá de los auriculares ni los amplificadores por lo que eso podemos descartarlo con cierta tranquilidad, ahora queda actuar para intentar retomar algo de esa emocionalidad que puede faltar. Sería como «reaprender a disfrutar».
No sé si te servirá de algo mi experiencia pero desde hace un par de meses llegué a la determinación que me quedaría únicamente con un par de auriculares (unos caros que no quiero vender para no perder mucho dinero y otros baratos que me encantan pese a todos sus cuestionables defectos). Así que puse todo a la venta y ya mismo conseguiré ese objetivo.
Lo segundo que está en juego es usar lo que tengo muchísimo tiempo y no tener puntos de referencia ni cambios drásticos de perfil sonoro. Aclimatarme a lo que hay e intentar aceptarlo tal como es, con sus defectos y virtudes (gracias a la EQ siempre uno puede jugar un poquito). Una de las cosas que creo puede atormentar más es tener muchísimo material caro sin usar.
Sé que parece una tontería pero reducir esos auriculares o equipo «de culto» a algo de uso cotidiano, sin tanta reverencia de que haya que guardarlos para un «momento especial», puede hacer que te habitúes mejor al perfil sonoro y dejes de percibir sus «faltas».
Y por último creo que hay que rebajar mucho las expectativas y exigencias. Creo que son las altísimas expectativas que uno se crea las que también contribuyen a degradar el disfrute pues comparas la experiencia real y directa con un ideal inalcanzable. Quizás ponerse metas realistas en cuanto a la escucha puede ayudar: a lo mejor el primer día podría ser simplemente escuchar juzgando lo menos posible y recompensarte si lo consigues aunque solo sea durante unos segundos. Para ello intentar distraer la mente durante la escucha: quizás moviéndote con el ritmo o tarareando la melodía… Quedarte con esa sensación de alivio de poder hacerlo y tenerlo en mente para la próxima pero sin exigirse a uno mismo. A fin de cuentas esto se trata de disfrutar.
No sé qué más podría decirte, pensaba escribir sobre herramientas para combatir esa sensación con más detalle en otra entrada pero siempre que la empiezo se me antoja demasiado extensa y no acaba de cuajar del todo.
Un atento saludo
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Gracias por tus consejos y de paso te agradezco tu página, la encontré buscando información de los ATH-M20x, tu comparativa con los AKG 52 (que tengo), y la comparativa de los M20x con M30x terminó decantando mi compra por estos últimos. Los disfruto mucho, una excelente compra.
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Hola Sebastián, muchas gracias por tu comentario. Me alegro muchísimo que te sirviera de utilidad :).
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Totalmente de acuerdo. Poco más que decir. En el mundillo de la audiofilia, el marketing hace su agosto. Y no solo en lo relativo a los auriculares. Basta con tener presente el (infra)mundo de los cables. Tras años de experiencia en este campo, me atrevería a decir que el disfrute musical no está relacionado con el precio (aunque tampoco creo que sea cierto que por cuatro duros sea posible alcanzar la “magia”). Por ejemplo, la diferencia entre los Clear y los Utopia no valen 3000€. Los nuevos Stax, ¿7000? ¿En serio? Cuando los revisores insisten en que “no hay nada comparable”, deberíamos, cuando menos, sospechar. No puedo evitar la impresión de que, ante la caída generalizada de las ventas y frente a la creciente competencia, los fabricantes, si pueden permitírselo, deciden posicionarse en el sector “premium”, en donde no suele haber crisis y donde los márgenes son, sin duda, mayores, por no decir, enormes (y de paso conseguir que unos Clear por unos 1000 € nos parezcan “baratos”). Lo dicho: marketing de primer curso.
Gracias, una vez más, por tus reseñas.
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Me ha encantado esa referencia final que no había escrito en mi entrada pero que tienes toda la razón: al poner precios exagerados a los topes de gama se suaviza la percepción del gasto que suponen los que están en medio. Efectivamente si unos Stax X9000 cuestan (que no lo valen ni de lejos) 7300€ entonces unos 007 mk2 a 2700 parecen «económicos» y al mismo tiempo te deja con la duda de cómo sonará el que está por encima.
Efectivamente magia por dos euros no hay, pero tampoco está tan lejos como nos quieren hacer ver estirando los precios de esa forma.
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Cierto. Tengo, como creo que ya te comenté, los 007 mkII… y los 2000 y pico que me costaron no me hacen decir que sean una ganga precisamente (aunque me parecen unos auricularres excelentes: de hecho, los preferí a los 009s… y esto que, por problemas de espacio, los muevo con un D10). No he llegado tan lejos como tú, vendiendo mi colección de auriculares. Aún. Pero te comprendo perfectamente. De hecho, un combo que me entusiasma, en la dirección que indicas, es el formado por un Pro-Ject Pre box s2 y los LCD-X. Gran musicalidad y detalle. Y aquí, aunque hablamos de unos 1500€, todavía no hemos roto el banco. Al menos, en el territorio en el que nos movemos. Imagino que cualquier amante de la música, sobre todo si se decanta por la clásica y jazz, podría perfectamente detenerse con esta combinación (u otras por el estilo). Ciertamente, el Pro-Ject, como Dac, no llega a los niveles de un Matrix X-sabre 3, pongamos por caso (y ello dejando a un lado las funcionalidades extra del Matrix). Pero, como dices, una vez te haces al buen sonido que te proporcionan algunos equipos “económicos”, ir más allá acaso sea innecesario. Por no decir que, a veces, incluso resulta “enfermizo”.
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Esos auriculares me encantan, los 007 mk2 son cálidos pero a la vez detallados y no me fatigan nada. Entiendo perfectamente que los muevas con un D10 pero te digo más: pude probar durante meses dos amplis de precios muy distintos como los 353x, el 700t y un luminare y tras nivelar el volumen usando el miniDSP EARS ni mi pareja ni yo logramos identificar a ninguno por lo que decidí quedarme con el más barato. Me encantaría hacer la misma prueba con el D10.
Últimamente es que me ha dado por comparar cuidadosamente dispositivos de precios muy diferentes. Al principio de mi andadura no lo hacía porque me parecía «obvio» que las diferencias eran tan grandes que mi preferencia siempre iría a lo más caro, pero últimamente puse a pelear cosas tan dispares como los HD650 y los Bravura y realmente prefería los primeros. Obviamente soy capaz de decir que en técnica los Bravura son muy superiores pero luego a nivel de disfrute… como que no importaba tanto.
Y mi última herejía, que sé que eso levantará muchas dudas respecto a mis capacidades auditivas, fue hace un mes cuando comparé la salida de auriculares del PC con el combo del DAC ADI-2 FS y el ampli Cayin iHA6 usando unos Hifiman HE1000 Stealth. Hubo un momento en que olvidé desenchufarlo del PC y estaba alucinando con la música pensando en lo bien que sonaba mi amplificador dedicado, cuando miré y vi que era la salida «mediocre» de 3,5 mm de la torre del ordenador… pues la verdad es que me hizo pensar que igual tampoco pasaba nada por escucharlos por ahí. Por supuesto esto hay que cogerlo como anecdótico pues no tengo auriculares dinámicos de altísimo nivel y ahí sí puede que se note todavía más.
Sí, esto puede convertirse rápidamente de placer en pesadilla o incluso en enfermedad y adicción. Precisamente es lo que me alarma de todo esto, que al no hablar nunca de nuestra propia capacidad de disfrutar referida a nuestro estado interno esta afición, en origen musical, se vuelva patologizante.
Pero vayamos a lo importante que es la música: ¿podrías decirme alguna recomendación? Ahora estoy intentando descubrir grupos nuevos contemporáneos (siempre he sido más de jazz y clásica) y soy todo oídos.
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Ostras!, vihueladelsur (disculpa, me sabe raro llamarte así): es la MISMA sensación que tuve cuando escuché los 007 MKII con el SRM-007TII y el SRM-700s, antes de comprarlos. La diferencia con respecto al D10 no me pareció, ni de lejos, corresponderse con la brutal diferencia de precios. Al menos, en lo que respecta al 007 MKII. Probablemente, el D10 también te hubiera llamado la atención… 😉
No he escuchado los Bravura. Pero un amigo, de cuyo criterio me fío, coincide contigo (aunque no los comparase con los HD650). Una cosa que no suele tenerse en cuenta es que, cuando nos ponemos a contrastar, lo nuevo, dentro de ciertos márgenes, suele parecernos mejor… aunque solo sea distinto. De ahí que, al final, la medida del valor de unos auriculares (u utros componentes de audio) sea el tiempo que acabamos pasando con ellos. Pues a menudo sucede que el resultado a medio plazo es un NO (o no del todo), aunque difícilmente logremos concretar el porqué… dado que, sobre el papel, el equipo es “inobjetable”. El sesgo inicial, sobre todo el de las expectativas, no suele jugar “limpio”.
Más “coincidencias”: en relación con lo que dices de la conexión-PC, tuve la misma impresión cuando escuché los MM-500 conectados directamente a mi Macbook Pro M1… con la “insensata” intención de comparar el “combo” con un iFi Diablo (otro amp-dac para “llegar y parar”). Aun cuando el iFi proporcionaba un mejor sonido en general… la sorpresa fue que el del MBP aguantaba el tipo. Y no porque fuera simplemente “resultón”. Es verdad que si nos ponemos en plan “audiófilo”, no hay color. Desde esta óptica, el iFi supone un notable salto cualititativo. Pero no se hundiría el mundo, de poder escuchar solo con el MBP, teniendo en cuenta que estamos hablando de unos mínimos (o más que mínimos).
Ahí van algunas recomendaciones (en Qobuz). Ya me dirás qué te parecen (o si no es lo que me pedías…).
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Saludos Josep, mi nombre es Jaime pero como empecé este blog con el alias del anterior (que era sobre la vihuela) pues…
Muchas gracias por las recomendaciones. Uso Tidal pero creo que no habrá mucho problema en encontrar la mayoría de discos, iré escuchándolos poco a poco.
Desde luego el mundo no se hunde y es posible deleitarse plenamente con medios muy modestos, para mí es una lección importante pues deposita el placer por las cosas no en ellas sino también en nosotros.
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Disculpa, Jaime. Me pareció ver en alguna de tus entradas que también estabas suscrito a Qobuz. Pero creo que, como dices, no habrá problema. De hecho, diría que los links, al no tener Qobuz, te dirigirán directamente a la página web. Si no fuera así, me lo dices.
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¡Excelente! De acuerdo en todo lo que dices 👌🏻
(tengo un email tuyo para contestar, no se me ha olvidado)
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Gracias por compartir tus reflexiones Jaime.
Yo siempre digo que lo más importante en la cadena de la experiencia de la escucha musical ea precisamente el tipo de escucha, la calidad y atención con la que escuchamos la música.
Aunque es personal, yo por ejemplo, a pesar de que tuve y tengo estacionario gama media, como más disfruto es en la cama antes de dormir, con los ojos cerrados y unos auriculares cerrados o incluso iems, para no molestar.
Esa energía, por el tipo de atención y el tipo de escucha, desde luego en mi caso, supera los factores técnicos.
Por último, me parece muy interesante lo que sugería el compañero sobre el impacto de los nuevos primera clase por encima de 2000-3000 e incluso 5000 o 6000 euros. Nos hace notar que otros auriculares magníficos por 200, 300, 600 o incluso 1000 euros sin una «ganga».
Esto pasa en todos los mercados, en cualquier producto abierto al lujo. Quizá lo que caracteriza al consumo masivo y adictivo en el audio es que supone un hábito de consumo aunado a una actividad cotidiana, sobre todo desde los dispositivos de bolsillo y smartphones después.
Escuchar música con auriculares está lejos de un artículo de lujo como una trufa blanca o una pashmina de cashmere de 4000 euros. Porque el hábito es diferente.
Sin embargo escuchar música con auriculares es un hábito de consumo común y es fácil que el usuario tolere incrementar progresivamente el gasto que le dedica a esa activa. No se, considero que el primer paso a gastarse 300€ en unos auriculares es muy poco radical en comparación con otros objetos.
Personalmente, siempre he valorado tu blog, tu templanza y sentido común ante este tipo de consumo y fanatismo, porque podemos llamarlo así y muchos, creo que considerarnos fanáticos. Un poquito al menos, en lo bueno y en lo malo.
Un saludo
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Muchísimas gracias por tu comentario, siento no haberlo podido aprobar antes pero estaba de vacaciones ;).
Precisamente en este periodo he estado escuchando música en unos auriculares bluetooth que me regalaron (y se vendían por unos 50€) y he estado disfrutando igualmente pese a tener limitaciones bastante obvias en su sonido. Es precisamente en esos momentos cuando uno se da cuenta de que el disfrute no es algo absoluto sino relativo y que es posible conseguirlo de una forma mucho más sencilla de lo que parece.
Lo que me preocupa en todo esto es como de fácil tantas veces se olvida que nuestra propia disposición y estado interno condicionan la escucha, y lo rápido que se tiende a «echar la culpa» a nuestro equipo en su lugar. Esto se traduce también en la sensación de que una reseña, comparativa o lo que sea es, de algún modo, absoluta para el que la hace con los consiguientes problemas al ignorar que es normal, incluso deseable, que un ser humano normal no sea del todo consistente en algo tan subjetivo como el audio.
Precisamente mi blog he podido ver con el tiempo como tiene muchas inconsistencias. Desde mi propia experiencia, edad, circunstancias de cada reseña, prejuicios, las propias definiciones que he empleado… Imagino que alguien que se dedique a ello profesionalmente debería ser más capacitado para dejar de lado todo eso y conseguir un grado mayor de coherencia interna, pero soy cauto al respecto.
Realmente lo único que pretendo es extrapolar mi experiencia por si puede servir para tener una experiencia más agradable. Creo que disfrutar de la música es lo realmente importante y que no hace falta una grandísima inversión para ello (digamos que ese es mi «fanatismo»), pero que hay que hacer un esfuerzo para desligarnos de la comparación permanente, insatisfacción y necesidad de comprar.
Un saludo
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