Que uno se acostumbra a las cosas es evidente.

Un olor puede ser intenso pero al cabo de un rato dejas de notarlo, la repetición de una rutina lo convierte en hábito y casi no pensamos en ello, vamos a un concierto y lentamente la masa sonora deja traslucir más y más detalles, compras algo que te entusiasma y a los meses ya no te llama la atención.
Esos podrían ser ejemplos de lo que llamo factor costumbre, y que en castellano normal y corriente simplemente es acostumbrarse a algo. También podría tratarse de la llamada plasticidad neuronal u otro fenómeno parecido. Y lo traigo a colación porque por propia experiencia sé que a veces no lo tenemos en cuenta todo lo que se merece.
En el caso de a los que disfrutamos escuchando música grabada quisiera dedicarle unas líneas.